Estamos todos en la orilla cifrada del laberinto
me opongo a todas las leyes del orden superior e inferior.
Acorazada, Poseidón me tiende sus redes de paso
todo el mar picado por los celos.
En Creta Dédalo ya era el arquitecto y poseía sus monstruos.
La espiral crece y decrece.
Yo me rompo en el abismo natural de las cosas volátiles,
Yo estoy muy triste para creer en algo evidente.
Sueño despierta contigo
Que me miras como descifrando los candados enormes de mi pecho
todo a contraluz.
Amonedar el corazón del otro.
Rendirse, y saber que la dulzura nunca reside en el adiós
sino en el recuerdo inocente de tenernos unos a otros
y este recuerdo me invade como un virus avasallante,
tira granadas sobre mi piel.
Explosivos de dudosa procedencia.
Me cuesta creer su origen benigno-pasivo-agresivo-autómata.
Un tumor que entona cantos de opera en arrecifes de coral muy olvidados
todos a flor de piel, dandelions curiosos acuden torneados
como cadenas de ADN en procesión a molestar tu sueño animal común.
Yo no quiero perder a nadie mas y soy irreductible.
La tortura esta presente en el vidrio roto de los incidentes vagos.
Que lo ajeno no sea divino.
A veces parece perderse en los arbustos y no ser mía
como aquel viaje imposible al mar salado
donde juro imagine todos los ángulos fotográficos posibles,
velocidades del pulso. Tendones alados.
Tu cuerpo suave corriendo contra el viento mientras las olas
te aplastan el pelo como un accidente benigno y precioso.
Y el sol no te da de frente sino que sigue tu sombra
como acompañándote sin poder tocar ninguna herida,