viernes, 17 de septiembre de 2010

CONDOMINIO

Nuestro problema es la noche

dormir con el agujero abierto,

parpadear,

reinventar la herida

la habitación hermética,

roja, extranjera.

Arquear los hombros,

tus omóplatos lloran cascadas

sobre los truenos de una ciudad devastada

la calle se aferra a las cosas pequeñas:

el contorno del árbol ambiguo,

parafilias urgentes,

vuelos rasantes,

Oceanía,

viajar en el tiempo

de los almuerzos mediterráneos

escaparse entre la luz bordada

de la nevera,

tocar los pies con prisa,

atestiguar la humarada de silencio

que espera en el pasillo,

junto a esa sombra brocada

y desierta.




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