Notas sobre la infancia.
-Cuando Catherine Tramell taconeaba y movia sus caderas al compás… como una premisa, maquina devastadora de muslos infinitos, su perfume rubio de mujer devoraba la esencia de lo que de verdad alguna vez quisiste en serio, te obliga a mentir, a ser infiel y a fijarte bajo las faldas, sin contar el morbo por lo que hiere y lo que no existe.
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