Una larga decidía simula mi cuerpo
se mueve en tiempo real
pantanoso abismo de criaturas desconocidas
todas acuosas por la misma lejanía del puerto,
fácil de irrumpir en tus noches
desconocidas por los demás,
el agua sana la herida constante/babosa por las palabras
con hostil vehemencia
se derraman los pistilos
cayendo como petróleo sobre mujeres de blanca tez
y no hay nada mas que decir;
se reducen las apuestas
las ruletas rusas,
los villanos,
la mecanofília y la magia negra.
El demonio viste los cuerpos mas dulces
en las noches más tibias y calvas de estrellas,
una luna hexagonal que arde la hoguera de libros desterrados,
la hermosa virgen camina desde mi extremo
hace la sombra más larga/la cuadra se achica,
tiene tetas pequeñas y sonríe como trampas mortales;
temo que se pise el vestido por el asfalto marchito,
la espina artificial la hiere
y no quiere controlarse,
se vuelve pura misericordia diáfana
cuando me doblo en mi abismo,
calla todo el tiempo porque
le queda más espacio para respirar sus líneas de humo.
He empezado a negarla,
una cama vertical toda hecha pedazos,
Grecia se desparrama hincando los codos
se deleita con la calma felina
rondando moteles/moscas de bar-
el costado abultado por las heridas recurrentes
excretan la hiedra
y las clínicas se atestan de adictos
a la leche mansa de sus besos afilados como latas incrustadas
desprevenida,
me dejo llevar.
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